Definitivamente no nos damos cuenta de la magnitud de ciertos problemas hasta que los vivimos más de cerca. Creemos que ciertos hechos son aislados o propios de series como House u Hospital Central, que utilizan historias así para captar audiencia. La realidad supera a la ficción, como en muchas ocasiones, aunque no lo queramos aceptar.
Esta semana he estado por observación. Nada fuera de lo común, muy parecido a una planta de hospitalización pero con el atractivo de la variedad de las especialidades. Lo bueno de estar allí es encontrar los problemas en su fase más aguda. Algunos de éstos problemas no tienen oportunidad de verse en planta porque no requieren de hospitalizaciones prolongadas e igual se van de alta o pasan a la unidad de corta estancia.
¿Y por qué os suelto todo este rollo? Porque me ha parecido excesivo encontrarme con unas cinco intoxicaciones por medicamentos o drogas en cinco días. Increíble que la edad de los pacientes no superara los 25 años (y si me apuráis ni los 23). Cocaína, benzodiacepinas, alcohol... y alguna mezcla explosiva. Y quieres creer que hay algún motivo involuntario. Y dices "habrá sido un accidente ¿no? quizás no era consciente". Pero mi incredulidad se acrecenta cuando oigo claramente que su objetivo era el suicidio, que la han abandonado, su madre no la entiende y ha perdido un niño. Y es tan joven... y tan consciente de sus actos... pero se duerme. Tiene la tensión por los suelos y la noche anterior se había desecho de la vía y ahora necesita un suero a chorro. No cierra la mano cuando le voy a poner el catéter, ni siquiera se inmuta cuando introduzco la aguja en su vena. Conecto el suero, apenas me deja terminar con mi tarea y, con los ojos aún cerrados, mete su brazo debajo de la manta y se cubre hasta la cara. Como escudándose del mundo. Ya no quiere saber nada de la realidad.
Y así una cara tras otra, lánguidos, ojerosos, jóvenes, con toda una vida por delante, ¿o no?